Como lengua de comunicación internacional que forma un extenso condominio lingüístico multinacional, el español agiliza las tareas de identificación y negociación entre agentes económicos de unos y otros países de ese ámbito, reduciendo los costes de transacción y facilitando entornos de afinidad en los respectivos mercados exteriores. Cabe, en esa línea, calcular el factor multiplicador de la lengua sobre las exportaciones y aproximarse al conocimiento del ahorro que procura en los costes comerciales para las economías de todos y cada uno de los países de la Comunidad Iberoamericana de Naciones.